Guirnalda de triángulos, La vie en rose, una lámina de Toulouse Lautrec, un mapamundi, gatos, un poster de The Beatles, una llama de colores, arcoiris, dianas, matrículas… no, esa pared no puede ser más hipster.
El equivalente de una pared llena de trofeos de caza mayor en el mundo hipster es tener la pared llena de manillares y sillines de bicicleta que simulan ser cabezas de ciervos y/o de toros. No puedo con mi vida y sólo es lunes.
El último grito en decoración indie hipster moderna es cubrir las paredes de casa o del local de turno con cintas de casete y, la verdad, molan bastante.