Cuando los hipsters mueren, no se van al cielo, sino a un eterno e infinito mercadillo de ropa usada y de trastos viejos (muebles vintage). Que compréis en paz.
Solo necesitas una Volkswagen Camper (Rollo Fafner, del Cortázar autonauta de la cosmopista) y un lago lo más alejado posible de la civilización para reencontrarte con tu lado más salvaje y primitivo…