Dos gatos chulos, tomando el sol en mini tumbonas y con gafas de sol noventeras… imposible de superar, No lo intenten en las piscinas municipales de vuestros pueblos, señoras.
Sí, lo sé, a veces voy a festivales de verano de música indie y me entra el síndrome de Estocolmo. Qué le vamos a hacer. Si se os da bien eso del Jumping Clay las podéis tunear vosotras mismas haciendo rositas y pegándolas, why not.
Si te quedas solo/a en una isla despierta como en «El Náufrago» y no tienes pelota de voley no te preocupes, pilla una piña, ponle unas gafas de sol y ya tienes un amigo imaginario hipster con el que poder cantar canciones indies hasta que vengan a rescataros… si vienen.