Si fueses una muchachita de 13 a 18 años con sus shorts blancos, su camisa blanca, su pajarita banca, sus zapatillas Victoria blancas, su media melena y sus gafitas de pasta no te diría nada porque es el pan nuestro de cada día, PERO ERES UN TÍO DE 30 AÑOS Y DAS ENTRE GRIMA Y MIEDO (y ascopena).