A ver, hagamos un repaso super ñoño a las cosas buenas del otoño antes de que cometamos un suicidio colectivo por el final del verano: Jerséis cómodos, bebidas calientes, frío, bufandas y guantes, las hogueras, las noches de película, tallar calabazas (muy yanki), hacer ovillo, las hojas cambiando de color, paseos largos, velas que huelen bien, coger manzanas…. Vale, cometamos suicidio y acabemos con esto.
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